domingo, 4 de septiembre de 2011

Algunos huyen,
huyen rápido y lejos
sin hacer mucho ruido
por tal de encontrar pronto
el rincón adecuado
donde pasar la página
del libro escrito a oxigeno y latidos.

Y quieren ir tan rápido en todo
que rasgan las páginas sin querer.
Que olvidan recordar que un día
las ramblas no estaban tan mal.

No dejan de repetirme
que lo que a mi me pasa,
lo que yo necesito,
es un compañero
de viaje, de historias,
de costumbres y pasiones siamesas.

Pero aquí nadie entiende
que se me ha secado el corazón
de tanto dejarme querer mal,
y de tanto querer a cuenta gotas.

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